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sábado, 1 de diciembre de 2012

OTOÑO EN LOCGUÉNOLÉ 1

 
Estamos en noviembre y es una de las mejores épocas para venir a este castillo que esta en el departamento de Morbihan, muy cerca de la ciudad de Loriant.
 Estuve aquí alrededor de junio y el paisaje era totalmente diferente. Comenzando por el colorido. En junio había una gran variedad de verdes, ya que alrededor de este castillo hay mucha y variada vegetación. Está rodeado por un bosque con gran diversidad de arboles. Ahora en noviembre el colorido va desde el beige al color lacre, pasando por dorados, mostazas, tostados y un color
parecido al ladrillo.
Me dicen en el hotel que es una pena, porque la semana pasado hubo un gran vendaval con agua que tiró la mayoría de las hojas, pero no pasa nada, ya que todavía quedan algunas.
Llegué ayer, 29 de noviembre, con Tina, (la perra), y menos mal porque casi pierdo el avión. Como he tenido una temporada, podríamos decir especial, leí por encima el horario de los vuelos, y no se bien porque pero, leí mal. Pensé que las 8,45 era a la hora que tenía que facturar y dos horas después volar. Pues no las 8,45 era la hora que salía el avión. Menos mal que como soy previsora y tenía que pagar el pasaje de la perra llegué a las 8. Así que en 45 minutos facturé, page lo de tina y me tocó ir a la última puerta de la terminal 2, la E83. Terrible, pero sudando como un pollo, corriendo por la terminal con la perra a la espalda, llegué a tiempo.
Una vez aquí, dimos un paseo muy grande por la finca, tina y yo. Iba suelta porque no hay ni perros ni personas.
A las 8,15 de la tarde bajé a cenar, que como las veces anteriores, fue estupenda, por presentación y calidad. 

DÍA 2

Me he levantado pronto, dado de comer a Tina, y cuando iba a dejarla en la habitación me ha dicho la señora que me pone el desayuno, que entrara con ella, que no había problema. De forma
que Tina hoy ha estado conmigo desayunando. Después he cogido el coche y como se me ha olvidado el mapa, he intentado comprar uno en Port Louis. Craso error, no queda ni una librería abierta. Había dos y están cerradas. Es una pena, pero desgraciadamente Francia está sufriendo también la crisis que tenemos en media Europa. Había mercadillo y he comprado unos fuets pequeñitos y dos rollitos primavera, que me he comido después. Como son caseros estaban buenísimos.
Después de dar un gran paseo, hemos entrado en un café-librería, donde puedes leer y los libros que te venden son de segunda mano.
Tenía la chimenea encendida y todo era muy acogedor. Me he tomado un  café y hemos reposado un poquito. Es fenomenal porque parece que el tiempo no corre, siempre hay tiempo para todo, charlar, tomar café, deambular,todo con mucha tranquilidad.
Cuando salí del café me encontré con una señora que había visto en el avión, pero no había hablado con ella, pues me ha parado y hemos estado hablando un rato largo contándonos nuestras vidas, y me ha dicho algo muy simpático cuando nos hemos despedido, y es:
Volveremos a encontrarnos, porque sólo las montañas se ven unaúnica vez. Me encanta.
Alrededor de las 2 de la tarde hemos llegado a Vannes.
Es una ciudad amurallada que todavía conserva algunas de sus puertas. En el siglo XV murió en Vannes San Vicente Ferrer, patrón de la ciudad, y está enterrado en el coro de la catedral. A lo largo de la catedral hay muchas y diferentes gárgolas, no todas de bichos monstruosos. Hay jabalíes, cerdos, cabras y dragones.
   Hemos paseado y después me he sentado delante del ayuntamiento a tomar un café hasta que se han encendido las luces de Navidad.
Hemos vuelto al hotel y he podido ver y tomarme un aperitivo con “La Dame du chateau”. Es una persona encantadora y por lo que hemos hablado, súper trabajadora. Con un gran carácter.
 
Tiene una casa familiar que es ésta, en la cual ha trabajado mucho, obteniendo un estupendo resultado y un equipo de cocina excelente. Por eso no pongo Otoño en la Costa Oeste, sino Otoño en Locguénolé.
Mañana mas

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